Post primitivo
Una hojita seca cayó de la rama
y un colchón de hojitas le sirvió de cama.
Se quedó soñando un sólo momento
y mientras soñaba, se la llevó el viento.
Visitó cuidades y muchos países
volvió junto al árbol, durmió en sus raíces.
Habrá quienes piensen que la chica que no postea nada, tampoco tiene nada interesante para decir. Y habrá, espero, quienes en lo recóndito de su mente me exoneren de aquél juicio y me regalen la oportunidad de algo tan simple, como desgrabar de mi cabeza seis versos que aprendí de la señorita Cristina, y que son lo único que retuvo mi memoria regada de escasísimo don.
Resulta, que hasta ahora nunca escribí nada personal y resulta, que tampoco sería capaz de hacerlo hoy. Por esas cosas de la vida, me pongo más "a tono" enredando historias en sucesos que me dibujen los huesos con los que me mantengo en pié, que haciendo de un diario, un diario. Que hay un chico que me tiene loca, pero loca del lado más gris. Que lo lastimo y me lastima; que canta más temprano que el gallo que no durmió. Una hojita seca que cayó de la rama, o un colchón de hojitas que me sirvió de cama, no sé. Pero nos quedamos soñando un sólo momento, y mientras soñábamos, nos llevó el viento. No visitamos muchas ciudades, pero en cada esquina nos inventamos países: él presidente, yo presidente. Decretamos que el mundo entero podía sumergirse en un litro de ron, y que ese ron, podía tomarse en un sorbo. Que aquello nos sentaba bien y nos hacía mejores. Que el secreto del buen gris es el magenta, que la ciudad de noche es mejor, y que la rivera es tan sana para los chicos, como para los grandes. En fin, que para ser hojas secas, nos la rebuscábamos bien con el color.
Encausados en la tarea creativa, bocetamos al árbol que nos vió nacer como un ombú lleno de espinas que crece a la velocidad del gomero. Como un portador de flores deliciosas como las del cerezo y también, de sus mismos inconvenientes. Como enorme, complejo, anárquico y añejo. Como el de todos, pero con aderezos. Como el maestro para volar alto y después, bajito - para quedarse sin aliento, para pelarse las rodillas, para conocerlo bien, para saber sus límites-.
Después, volvimos: dormimos, no dormimos. Nos caímos lejos, nos enredamos en sus raíces. No volvimos y caímos. Escribimos: Una hojita seca cayó de la rama. Un colchón de hojitas, una cama. Soñar un momento, visitar ciudades, muchos países. ¡Que nos lleve el viento!... No encontrar el árbol, no echar raíces.
8 Comentarios:
Me gusta cuando la chica que no postea nada postea, le sale siempre bonito, incluso (o más) cuando le duele.
Aa butaCo!. Estamos enterísimos.
Que Buen Blog che... Me gusto, me gusto, cai de re pedo aca, pero bueh... Nada, me voy a comer los rocklets que se me derriten.. Suerte!
Siempre me ha gustado leerte vulnerable, más porque es tan poco común como encontrar un diamante a flor de tierra.
Derby??
Si supieras, miMo, cuán auspicioso y revelador se me presentó este texto, casi como si lo ubiera leido por primera vez. Gracioso el juego del tiempo, ¿no?
Por su atención, GraKsias.
Extraño pero bonito. La primera infancia me paso volando y arrastro un poco todo lo demas. A veces hay que ser una hojita seca, para saber como volar con el viento
JA!
justo hace un tiempito hice una animacion sobre esa poesia
la comparto con uds
http://www.joka.com.ar/hojita.swf
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